Que gran elección el traje gris plata,
algún gracioso dirá que parece un Gol 5 puertas, pero está bien,
le calza con el tono de la piel, estuvimos bien en bajar esa suerte
de bronceado eterno, un poquito más mate, equilibrado, eso, lo veo
equilibrado, es tu día Daniel, esa sonrisa lo dice todo.
Como indicó el sorteo, ingresa primero
al set, saluda a los periodistas y queda en el centro de escena. Hace
su aparición Mauricio, hay que reconocer que tiene cara de
presidente el hijo de re mil putas, y claro, como no va a tener cara
de presidente si es gerente desde la nursery, en fin, tiene un traje
azul. Se acerca hasta Daniel y extiende su mano derecha, Daniel
también extiende su mano derecha.
Se me hiela la sangre, por ese instante
el tiempo no transcurre.
Mauricio duda en tomar la mano de su
adversario, y Daniel sonríe como diciendo “¿No me vas a saludar?”,
Mauricio mira a sus asesores sólo de compromiso porque sabe que va a
encontrar el mismo extrañamiendo que lo invade a él, entonces
rápidamente vuelve la vista hacia Daniel, que me mira a mí como
diciéndo “ésta no se la esperaba nadie, viste que te podía
sorprender”, pienso que le digo que no con la cabeza pero no puedo
asegurar si pude hacerlo, Mauricio toma la decisión de sonreír y
estrechar con naturalidad la mano de Daniel, que también sonríe,
pero con una sonrisa nueva, y empieza el vaivén de esas manos
presidenciables entrelazadas, al segundo subibaja Mauricio da un paso
hacia atrás horrorizado al mismo tiempo que el brazo ortopédico de
Daniel cae al piso haciendo un ruido seco que precede a una
exclamación colectiva que se escucha por la pantalla y en todo el
país, un sonido lejano como un gol en la tribuna visitante.
Daniel sigue parado y sonriendo, encoge
los hombros con un gesto de yo no fui y Mauricio, gira y dice “Hagan
algo che”, hay una suerte de congelamiento general en donde nadie
amaga con hacerse cargo de la situación, mi cerebro impulsa a mis
piernas a acercarse pero yo dudo de ese movimiento.
Entonces hace su aparición Karina
caminando como en sus épocas de modelo, con aires heroicos toma la posta o mejor dicho la prótesis, lo mira a Daniel
y en lugar de dársela, la guarda en su cartera importada y se retira
del estudio al grito de “¡Pelotudo!”
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