viernes, 19 de septiembre de 2025

Concurso chino

Voy a obligarme a escribir algo. Como una salida poética a este vacío. También una suerte de tortura literaria, o castigo sintáctico ¡Ay qué ingenioso eh! Podría empezar diciendo que escribir por obligación no está bueno porque nada que sea por obligación está bueno, pero al toque, (“al toque” no lo hubiera puesto), me desdigo y desconfío de que todas las obligaciones estén mal, sería algo así como la pelusa del durazno ¡Ay qué carozo eh! No me gustan las obligaciones, aseguro, sin embargo el tiempo quizás, los fracasos quizás, los aciertos quizás, en fin, la experiencia me indica que son necesarios muchas veces, que son pequeños o grandes escollos, trámites, burocracias, procesos que tenemos que atravesar para llegar a algún lugar o simplemente seguir haciendo el camino. En este caso de la escritura, hacerlo por obligación me lleva a pensar en las veces que he gozado haciéndolo por puro impulso, sacándome de adentro ciertas palabras quemantes, ideas humeantes, pavadas grandes y pequeñas. Me gusta escribir, me gusta ver lo que escribo y encontrarlo bello, interesante como lector ¿A ver que me va a decir este tipo que ya no sepa? Te adelanto la respuesta: nada. Algo que siempre dije un poco en chiste un poco en serio, cada vez más en serio, es que sabemos todo. Seguramente muchas religiones, corrientes filosóficas y espirituales estarán de acuerdo, lo habrán descubierto, observado, analizado, vivido, explicado y promocionado, en ese orden.  Ya casi estoy en el punto de la hoja en el que me tienta ir al principio y leer todo para ver cómo va, lo voy a hacer, no, mejor no, ya que estoy escribiendo por obligación me voy a obligar a escribir más sin vigilar la forma, sin revisar si el recorrido mantiene cierta lógica o algún atractivo hilo conductor, dejaré todos los piolines sueltos esta vez. Como una desnudez de las formas, me cuesta salirme de ellas, que sea redondito, que cierre por todos lados, chim pum, pero en esta ocasión no. La generala obligada, hay que tirar y sólo jugar a lo que hay que jugar, así escribo ahora mismo, me siento un chino (pienso a puro prejuicio pero no borro, ¡ay qué honesto!) haciendo algún tipo de prueba bizarra como la que vi hace poco en la que imitaban sonidos de pájaros, en este caso me imagino un concurso sobre “quién escribe más tiempo sin parar”, en el que después se lee lo escrito y tiene que tener ciertas cualidades, o sea no vale escribir cualquier cosa, palabas inconexas, sarasa, sanata, firuletes, estirar la escritura como lo estoy haciendo ahora pero con cierta elegancia, estirar sin que se note que estirás, como en una cita en la que te querés ir, como esos equipos que van ganando y hacen correr la pelota para que pase el tiempo y se termine el partido, bueno, todo eso podría pasar en el concurso de los chinos. Quizás este texto escrito por obligación se trata de eso, de unos chinos que inventan un concurso en que una equis cantidad de participantes tienen que escribir sin parar durante el tiempo máximo que lo puedan hacer, para esto hay unos cronómetros que miden la frecuencia del tipeo, no pueden pasar más de dos segundos sin tipear, hay restricciones en la utilización de las teclas de borrar y finalmente una evaluación del texto para otorgarle validez a la prueba. La preparación de los concursantes incluye entrenamiento tanto intelectual como físico, entrenan su capacidad de asociación y velocidad para darle forma a las ideas que van a apareciendo, la ortografía y la sintaxis, pero también deben soportar el movimiento de dedos constante, desarrollando musculaturas dactilares que son toda una novedad para la ciencia, con el tiempo se crean centros de entrenamiento exclusivos para escritores donde se trabajan muchos los dedos y la espalda para mantenerse bien derechitos y no lastimarse la columna. Hay algo de supervivencia en la prueba también ya que no se puede ingerir alimentos ni bebidas durante el certamen, algunos emigran en viajes a selvas lejanas para adaptarse a las condiciones extremas de escasez, otros se inclinan por ejercicios respiratorios y de meditación para mantener la concentración por largos períodos de tiempo y no caer en desmayos o mareos.

Secretamente pensaba terminar al completar una página y ya he llegado, al borde de mi capacidad. Creo que no estoy preparado para participar del concurso.

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