En mi familia
hay un tío muy tímido que se llama Enrique, en cada reunión él hace mucho
esfuerzo para pasar desapercibido pero no lo logra. Por empezar no puede evitar
llegar tarde, lo que provoca que tenga que dar toda la vuelta a la mesa para
saludar uno por uno porque esa es la regla familiar. En ese desfile comete todo
tipo de torpezas, pisa al perro chiquito de mi abuela, tira vasos con bebidas
que hacen manchas que no salen y sin querer y después de varios amagues “que
voy por acá, que voy por allá”, le termina dando un beso en la boca a su primo
Omar que encima es con el que peor se lleva.
En la última navidad, además de todo eso, justo cuando estaba agarrando el plato con lengua a la vinagreta se partió la silla de plástico y se cayó al piso con plato y todo. Todos se acercaron a ayudarlo y le dieron ánimo, y en el momento del brindis mi tío a pesar de su timidez dijo que estaba feliz de estar en esa familia, o algo así porque se trabó por los nervios. Él y otros adultos vi que lloraron un poquito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario